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martes, 24 de febrero de 2015

Capítulo 2: La decisión de la princesa, una propuesta idecorosa

Peach sabía que debía marcharse sin que nadie se diera cuenta, por lo que, aprovechando que era la única que se encontraba despierta en el castillo se bañó, se vistió, empacó todo lo necesario en una gran maleta rosa, después de todo... ella se iría para siempre. Las palabras de Rosalina aún resonaban en su cabeza. Pero ella no iba para curar las "heridas" del Rey de los Koopas. Sus únicos motivos eran salvar el Reino, además de la curiosidad por saber si alguien lastimó a Bowser para que se volviera mas malvado de lo que era antes desde bebé.

Ya estaba lista para partir, solo hacia falta algo. Tomó una hoja de papel y un lapiz para escribir una nota. Al terminarla salió de su habitación, se dirigió a la puerta del cuarto en donde se hospedaba Mario y pasó la nota por debajo de la puerta. Ella caminó hasta la puerta principal de su castillo, cerciorándose de que nadie estuviera observándola. La abrió con cuidado para no despertar a nadie, salió y con el mismo cuidado con el que abrió la puerta, la cerró. Ya fuera del castillo inició su fuga secreta y corriendo apresuradamente se alejó, sin notar que un Yoshi que por allí pasaba la miraba curioso.

Dentro del castillo, Mario comenzaba a despertar. Debido a que él es muy rápido en las mañanas se levantó de golpe y se disponía a dirigirse a los baños del castillo. Sin embargo, no pudo evitar notar algo cerca de su puerta, una nota. Guiado por la curiosidad la levantó, la desdobló y empezó a leerla.




'Querido Mario:

Lamento decirte esto, pero he decidido ir a vivir con Bowser por el bien de los habitantes de mi Reino. Era la única manera, pero a pesar de todo siempre te amaré. No me sigas, no vengas por mí, estaré bien. 


Por siempre tuya,
Tu querida princesa Peach

P.D.: Te dejaré a cargo del Reino, eres el más calificado para dirigir a los Toads, cuídalos mucho por favor, especialmente al Maestro Kinopio, y dile que no se preocupe por el bien de su salud'

Al acabar de leer la carta no podía creer que su hermosa princesa se haya marchado directo a las garras de ese monstruo. No podía dejar que cometiera ese error, por lo que despertó a Luigi y a Daisy, la que por cierto le propinó una paliza al fontanero por despertarla tan súbitamente, les explicó todo y les pidió que lo acompañaran para detener a Peach. Salieron del castillo como de rayo y en los jardines lograron avistar a un Yoshi que caminaba por los alrededores, posiblemente en busca de fruta.

Disculpa, ¿has visto a una hermosa joven de cabellera rubia y larga y vestida completamente de rosa? Para mas señas trae puesta una corona dorada con zafiros y rubíes incrustados en ella. Le preguntó al Yoshi nada más acercarse a él.

Te lo diré, pero primero dame algo de fruta, por favor. Exigió, no muy amablemente el dinosaurio verde al fontanero. Mario iba a explicarle que ya no tenían fruta debido a la invasión permanente de plantas piraña, pero en ese preciso instante Luigi se acerca y le da de comer una fruta. Mario, furioso, le preguntó a su hermano que desde cuando tenía esa fruta. El fontanero de verde le respondió que la estaba guardando para emergencias. 

Al fontanero rojo le dieron ganas de matarlo pero debía centrarse en lo más importante. Le preguntó nuevamente al Yoshi si había visto a la joven que le describió al inicio. El dinosaurio asintió e indicó que se fue en dirección al Reino de las Sombras. Con la rapidez de un rayo, el trío emprendió su persecución para detener a Peach de su "mala decisión".

En el temible Reino de las sombras; el cual tenía ríos de lava por doquier, chomp cadenas custodiando algunas zonas de dichas tierras, un cielo completamente nublado por las cenizas volcánicas y que, como recordaran, estaba rodeado por una barrera mágica, se encontraba Bowser, esperando pacientemente a su amada Peach. Él sabía que ell haría lo que fuera por salvar a su reino de la desgracia como cualquier soberano. Esperó y esperó y esperó. Pasadas unas horas pudo divisar a lo lejos a una hermosa mujer que cargaba una maleta rosa y además poseía una larga y hermosa cabellera rubia. El Rey de los Koopas pudo reconocerla aun estando lejos, era su adorada princesa, con la que se casaría y serían los soberanos supremos de todo el reino. Peach por su lado, se acercaba más y más hasta llegar cerca de la barrera. Al otro lado la esperaba el malvado Bowser.




!Vamos, entra! !Te he estado esperando! Exclamó Bowser al notar que ya tenía bastante cerca a su "presa". Sin embargo la princesa no se movió, se limitó a quedarse en el sitio donde se había detenido. Bowser, furioso, le exigió que entrara ahora mismo. ¡Primero debes jurarme que cumplirás tu promesa y retirarás las plantas piraña de mis jardines y de las cosechas de mis Toads! !Y detén los terremotos!

Bowser ya estaba perdiendo la paciencia, pero sabía que debía cumplir su palabra si quería que la princesita viviera con él toda su vida. Ordenó a Kamek que deshiciera el hechizo y el rápidamente fue hasta la Ciudad Champiñón exterminando a la plaga y deteniendo los continuos terremotos. ¿Contenta? ¡Ahora cumple tu parte del trato o haré que Kamek vuelva a plantarlas y que el reino sea devastado nuevamente por esos terremotos!

A la joven aún le desagradaba la idea de vivir con el horrible reptil que la ha secuestrado todos estos años, pero una promesa es una promesa. Pero en el instante en que decidió traspasar la barrera escuchó unas voces familiares que la llamaban.

¡Peach no lo hagas! Gritaron a la vez Mario, Luigi y Daisy, que se aproximaban a la joven princesa. El rey Koopa estaba furioso por la inoportuna llegada de esos tres que venían a arruinar su plan. Mario era el que más deseos tenía de que su hermosa novia regresara con él al Reino Champiñón, la tomó de su brazo delicadamente y se disponía a escoltarla. Sin embargo ella no se movió, extrañando al fontanero, su hermano y a su prima Daisy.

Lo lamento Mario, no puedo regresar. Debo hacer esto... por el bien no solo de mis súbditos.... sino también por el de ustedes. Mario quedó en shock por las palabras de su amada princesa. No podía creer que ella dijera esas cosas, sobre todo tomando en cuenta todo el mal que les ha ocasionado el malvado Rey Bowser. Luigi y Daisy estaban igual de consternados.

Cálmense, yo estaré bien, se los prometo. Mario, debes ser fuerte y dejar que yo haga esto. Luigi, cuida bien de tu hermano y cálmalo cuando haga falta. Daisy... yo... tú... has sido una buena amiga... mi única prima.... y me conoces mejor que nadie, y sabes cuando yo he tomado una decisión. No espero que entiendan.... pero les pido que confíen en mí. Al trío, tristemente, no les quedaba mas opción que asentir a lo que Peach les había dicho y Mario la soltó para que fuera con su archi-enemigo.

La joven Toadstool le dio un tierno beso de despedida en los labios a su novio y procedió a traspasar la gran barrera del Reino de las Sombras, reúniendose con su captor voluntariamente. Bowser, por su parte, sostuvo el brazo de su ahora permanente prisionera al mismo tiempo que se mofaba de sus enemigos que lamentaban la pérdida de su estimada amiga. Mario, Luigi y Daisy, sin poder hacer ya nada, decidieron entristecidos regresar al Castillo de Peach.

El Rey de los Koopas, alegre por su finalmente merecida victoria, cargó a Peach y se encaminó hasta una enorme montaña en la que se divisaba a lo lejos un castillo. Finalmente al alcanzar la cima, Peach miró con asombro aquel castillo y sus alrededores. El Castillo era exactamente igual al de ella, de un fino color blanco, con la punta de las torres de color rosa y una gran puerta de entrada hecha de madera. La única diferencia era que en lugar del símbolo de un champiñón arriba de la puerta, estaba dibujada la cara de Bowser. Lo que más la sorprendió era que incluso el castillo poseía unos jardines idénticos a los de su hogar. Cerca de allí se hallaba un lago cristalino. Encontré esta enorme montaña hace tiempo, tenía el espacio idóneo para todo esto que ves. Le pedí a Kamek que cosntruyera una réplica exacta de tu castillo aquí, incluyendo los jardines y aquel lago que ves. Pensé que asi te sentirías en casa.




Peach no sabía que sentir en ese momento, si gratitud por el gesto del Koopa o inquietud al saber que él conocía su castillo como si fuera de él. Pero ya que le habían enseñado a ser educada y agradecida desde pequeña, sin importar las circunstancias, únicamente se limitó a susurrar un leve: "Gracias"

¿Solo un "gracias"? Bueno, como quieras. ¡Entremos de una vez! Y una vez dicho eso entró aun cargando a la joven princesa llevándola hasta el comedor. Dicha estancia era similar a la de su castillo, con la diferencia de que entre todas las sillas que habían se encontraban dos mas grandes. Una de color rosa con una corona dorada dibujada en el respaldo y la otra mucho mas grandes con cuernos en los bordes del respaldo. Bowser bajó delicadamente a la joven y la llevó hasta su silla invitándola a sentarse. ¡Es hora de comer, querida! Este castillo tiene algo muy especial, por cierto. Solo tú y yo podemos pedir cualquier cosa y aparecerá instantáneamente en el sitio donde te encuentres.... permíteme enseñarte.... ejem.... Quiero un plato con mucha carne para la princesa Peach. Y con aquella petición del rey, frente a Peach aparecieron muchos platos llenos de filetes, piernas de pollo, lomos de vaca y muchos alimentos de carne.

Esto... eres muy amable, pero... yo soy vegetariana. Explicó nerviosa, pero tratando de no sonar descortés. ¡Ups, mi error! Lo había olvidado completamente. Bowser movió los platos con carne hasta el lado de la mesa donde se encontraba la silla mas grande, que evidentemente era la que el Rey Koopa usaría posiblemente para hacerle compañía o comer junto a ella. Al mover los platos a su sitio de la mesa ordenó que frente a Peach aparecieran platos con ensaladas, arroz, papas, entre otros alimentos de origen vegetal. Por último el temible rey se sentó en su silla y ordenó a la princesa que comenzara a comer. La joven Toadstool se limitó a tomar un tenedor para comer un poco de lo que tenía frente a ella, pero no evitó notar los deplorables modales del Koopa para comer. Devoraba los alimentos como si fuera un animal salvaje, aunque era claro que técnicamente eso era él precisamente.

El enorme reptil hizo una pausa de su "refinada" merienda y contempló a la joven. Peach, ¿Por qué no comes? ¿Acaso no te gusta o... es por el hecho de tener que comer junto a mi? Peach ante la intimidante voz del rey de los Koopas solo pudo decirle que nunca había visto tantos platillos deliciosos frente a ella y comenzó a comer educadamente las ensaladas y demás alimentos que Bowser le ofrecía. Al ver que su bella "futura esposa" finalmente probaba bocado, continuó devorando los restos de carne que tenía frente a él.

Mucho más tarde Bowser ya había acabado toda su comida, dejando en los platos únicamente huesos y pequeñas migajas, a diferencia de Peach que dejó mucha de su ración de alimentos. El rey molesto le exigió una explicación de porque no había comido todo. La princesa aterrada, le respondió que ya se sentía satisfecha y que solo quería dormir.

El gigantesco rey no le creyó al principio, no obstante optó por seguirle el juego.  Muy bien, tu habitación está exactamente en la misma planta que tu castillo. Pero..... antes de que te marches.... todos los días te haré una simple pregunta, y no cesaré en preguntarla hasta que me respondas lo que quiero escuchar. Peach ya no aguantaba estar ni un minuto más con su captor, pero se atrevió a averiguar que clase de pregunta era. Bowser sonrió de un modo siniestro, listo para hablar. ¿Te casarías conmigo?

La princesa casi se cae de la silla por la impresión que aquellas palabras le ocasionaron. Sabía perfectamente que él estaba obsesionado con ella y deseaba casarse con ella a como de lugar. No quería decirle que si, ya que so corazón ya pertenecía a Mario, pero temía que si le contestaba un no se enfadaría bastante. Luego de pensarlo unos instantes se armó de valor y le respondió, o mejor dicho le susurró un tembloroso "No". Al percibir que Bowser no reaccionaba temió lo peor, pero para sorpresa de ella el rey Koopa se levantó de su silla sin hacer nada. Puedes marcharte, ya es muy tarde. Quiero que descanses mi preciosa princesa. Lentamente Bowser abandonó la habitación, dejando sola a una consternada Peach. Habiéndose recuperado del susto, sin demora se levantó de su silla y corrió a su habitación. Tal como le había dicho Bowser, se encontraba en el mismo sitio que en su propio castillo. Habiendo entrado, corrió hasta su cama desplomándose sobre ella y por último pudo derramar lágrimas, tanto de tristeza como del miedo que estaba soportando desde que llegó y así duró varias horas hasta que se durmió por el cansancio.

Por su lado Bowser regresó a su castillo y caminó a su cuarto ignorando la típica bienvenida que le daban sus súbditos cada vez que llegaba. Habiendo entrado y cerrado las puertas de su recámara, destrozó muchas de sus cortinas y muebles encolerizado. ¡No lo puedo creer! ¡Después de lo amable que fui con ella, se atrevió a responderme un "NO"! ¡Mis planes están fracasando! Uf, cálmate, cálmate.... muy pronto ella deberá contestarte un "si" y cuando eso ocurra, todo este mundo será mío, ¡¡Bwajajajajaja!! Si, después de todo.... Ella se quedará a vivir aqui.... por siempre.... ¡Y PARA SIEMPRE! ¡BWAJAJAJAJAJAJAJA!

El maligno plan de Bowser estaba marchando a la perfección, o casi. Pero comprendía perfectamente que debía ser paciente para que la joven princesa acatara sus deseos. Sin embargo Peach estaba triste y aterrada por tener que vivir el resto de su vida con el monstruo que la ha atacado y acosado desde que tenía memoria. Pero, ¿Tenia otra alternativa? Claro que no, era el único modo para evitar que aquella "bestia" dañara a sus seres queridos. Ahora era una prisionera para toda la eternidad.

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