Bowser observaba desde el balcón de su recámara como ella cuidaba de sus nuevos arreglos florales y alimentaba a todos los animales que se le acercaban. Él se había distanciado, ya que su presencia aterraba a las criaturas. Además no quería que ella se diera cuenta que la contemplaba.
Estaba fascinado por la forma en que era capaz de dominarlos, calmarlos y acariciarlos. Incluso observó estupefacto como se acercaba con confianza a un Gao, especie perteneciente al Reino de Sarasaland similar a una esfinge y generalmente muy feroces. Sin embargo la princesa se había hecho amiga de uno.
¿Cómo lo hacía? ¿Cómo hacia que incluso la mas feroz de las criaturas se sintieran encantados con ella? Irónicamente, eso era lo que él pensaba de la joven en aquel instante: encantadora. Aquello le recordaba un poco a alguien muy especial para él.
¡Padre! Exclamó el Koopa mirando al espejo. ¡No hables de ella de esa forma! Para explicar, hace muchos años después de que el padre de Bowser, Morton Koopa Sr. falleciera en medio de la guerra entre los Toads y los Koopas, le pidió a Kamek que encerrara su alma en un espejo para que pudiera aconsejar a su hijo cuando fuera necesario, mas que nada en casos en los que se comportara de forma débil.
¡Ya ves! Tú incluso has caído tan bajo como para defender su "honor". ¿Y te haces llamar el Rey de los Koopas? Te has cegado por el amor igual a como lo hiciste por ella. Esa patética Koopa inundó tu mente con tonterías sobre el amor y la bondad. ¡Era igual a tu débil madre!
¡Eso no es verdad! Yo solo... Da la casualidad de que mi futura esposa... me parece atractiva.... ¿Tiene algo de malo eso?
¡Oh, vamos! ¡Tú solo te has "enamorado" de ella por que te recuerda a tu difunta esposa! Además de ella nunca has encontrado a nadie más que pueda "amarte". Incluso si tuvieras que empezar de cero, ¿Por qué ella? ¡Es decir, mírala!
Bowser observó una vez más de su balcón a la joven Toadstool. Si, ¿Y?
¡Ella es tan...! ¡SANTITA! ¡No hay ninguna pizca de maldad en ella! ¡Es tan...! ¡Tan....!
Perfecta....
Iba a decir nauseabunda, pero eso también funciona. ¡Es demasiado perfecta! ¡Tienes que cambiar un poco su apariencia! Tal vez si ordenas a ese inútil de Kamek que cambie su cabellera rubia por muchas serpientes horribles o algo así.
Tienes razón, padre. Ella es demasiado perfecta. Y tal vez eso es lo que la hace.... interesante.
El reflejo de Morton Koopa Sr. gruñó con furia. ¡Escucha lo que dices! ¿Dónde está tu orgullo Koopa?
¡Oh, cállate! Tomó una gran manta y cubrió el espejo con ella. Ya habiéndose desecho temporalmente del estorbo volvió su atención nuevamente hacia Peach. Tenía que estar mas cerca, pero él no quería asustarla. Así que revisó en su armario y sacó de ella una botella con un líquido extraño de color verde, la cual le dio kamek desde bebé. Esa poción le servía para convertirse en lo que pensara por un corto tiempo. Lo bebió e instantáneamente se convirtió en un ave de aspecto intimidante de plumas verde en la cabeza, alas y cola y el resto del cuerpo amarillo. Su cuello era largo como el de un buitre y aun poseía su collar con pinchos, además de que aún conservaba sus cuernos y su cabellera y cejas rojas.
Voló desde su balcón y se posó en una rama de un árbol que se encontraba a pocos metros de distancia de la princesa, ahuyentando a otras aves que allí se encontraban. Su sonrisa se ensanchó, ella sin duda era más interesante de cerca.
No te muevas pequeño conejito, ya casi acabo. Dijo la joven con voz dulce mientras le esponjaba la cola al conejo. ¡Listo! el pequeño conejo saltó a los brazos de la princesa con alegría y ella río ante el gesto del animalito. El corazón de Bowser revoloteaba cuando la escuchó reír por primera vez.
Si, yo también te echaba mucho de menos pequeño conejito. El conejo hizo gestos, como tratando de decirle algo a ella, y claramente lo entendió, ya que frunció el ceño. Oh, ya ves pequeño, hice un trato con Bowser y.... pues.... ahora debo vivir con él.
Los demás animales escucharon eso e hicieron ruidos frenéticos. La joven trató de calmarlos. Lo sé, lo sé, no se ve muy amable que digamos...
Bowser comenzaba a arrepentirse de haber traído a esas apestosas criaturas. Pero no es tan malvado como pensábamos. Aquellas palabras ocasionaron que los ojos del rey Koopa se abrieran bastante. ¿Sería posible que ella no lo odiara, después de todo? ¿Podría ser que finalmente habría conseguido que ella lo quisiera? Los animales por su parte gruñeron y chillaron en señal de protesta. No, de verdad. Les aseguró la princesa. Después de todo él no me ha hecho nada malo, sin embargo... tengo que admitir que él aún me asusta un poco.... pero el haberlos traído aquí conmigo me hizo muy feliz.
A continuación la joven Toadstool comenzó a cantar junto a las aves que entonaban una melodía a modo de respuesta. Bowser cerró los ojos relajado por escuchar aquella dulce y melodiosa voz. Esa voz le recordaba a aquella Koopa de la que alguna vez se enamoró. La hubiera escuchado por todo el día de no ser porque el efecto de la poción se agotó, regresando a su apariencia normal, lo que provocó que la rama en la que estaba posado se resquebrajara. Al caer dejó escapar un rugido al impactar contra el césped, los animales se espantaron y dispersaron al oírlo. Peach chilló del susto y se volteó. Su terror se desvaneció cuando notó el estado del Koopa. ¡Santas estrellas! ¿Estás herido? Le preguntó ella, corriendo hacia él. El rey Bowser se estremeció al sentir que ella acariciaba amorosamente su pata. Oh, no te preocupes por mí, estoy bien. Le respondió para tranquilizarla al mismo tiempo que se levantaba.
Peach pudo divisar la rama rota a lo lejos. ¿Estabas espiando?
¡No! Bueno yo... si. Sonrió nerviosamente. Yo... no quería molestarte y... pues... lamento haber espantado a tus amigos animales.
Ella suspiró. Bueno, mientras tú te encuentres bien. Ahora al menos podrías ayudarme a alimentarlos. Hay demasiados y se está haciendo tarde. Señaló hacia el cielo, el cual se había vuelto mas anaranjado y rosado por la puesta de sol.
Claro que puedo encargarme de eso. Él mencionó que el hechizo de mayordomo mágico funcionaba también en las proximidades del castillo y ordenó que todos los animales tuvieran su ración diaria de alimento.
¡Ya está! Ahora, ¿qué tal algo de comer? El estómago de la princesa gruñó ante la mención de los alimentos, sonrojándose levemente. Ahora que lo pienso, no he comido mucho hoy.
Bowser rió levemente y ordenó que apareciera frente a ellos una manta de picnic, junto con una botella de champán y dos vasos. El soberano del reino de las Sombras le ofreció una copa a la que ella se encogió ligeramente. Oh, no gracias. Yo no bebo.
Ya lo sé. Mencionó con indiferencia. Descuida, es solo jugo de uva. Aún con su actitud sospechosa, la princesa aceptó la copa y tomó un pequeño sorbo. ¡Él había dicho la verdad! El Koopa, para iniciar una conversación, le preguntó si disfrutaba del jardín que él creó para ella. Peach asintió con una sonrisa, confirmándole que estaba contenta. Sin embargo ella miró hacia el cielo y le mencionó el hecho de que algunas aves trataban de volar lejos se detenían antes de topar con la barrera mágica. Oh, como bien sabes, esa barrera mágica es una mera protección. No es nada personal pero no puedo correr el riesgo de que se escapen o alguien venga a rescatarte. En tu caso tu solo podías entrar pero no salir al igual que tus pequeños amiguitos. Nada sale ni entra a no ser que yo lo ordene. La princesa al oír eso lo observó con ojos angustiados. Asi que... los animales... ¿Están atrapados como yo?
Al notar que su hermosa sonrisa desapareció, el Koopa se dio cuenta que había cometido un error y debía corregirlo inmediatamente. Sujetó suavemente su barbilla y levantó su rostro para que lo mirara diciéndole que se animara, que ellos ya están aquí con ella y para acabar le preguntó si acaso eso no era lo que mas importaba. La joven, todavía no sonreía, pero le respondió un tenue "Supongo". Bowser no se iba a rendir, él debía conseguir que ella sonriera una vez más, por lo que ordenó que frente a ellos apareciera un enorme pastel de melocotón, dos pequeños platos, dos tenedores y un cuchillo para cortarlo. La boca de Peach se abrió bastante. ¿Cómo sabes que me gusta ese sabor de pastel? Le preguntó. El Rey Koopa únicamente se limitó a decirle que en todos estos años, además de secuestrarla no tenía nada mejor que hacer que espiarlos y que era completamente natural que se enterara de ciertas cosas. Habiendo finalizado su explicación, sostuvo el cuchillo y rebanó un pequeño trozo de pastel para entregárselo a la joven. Ella sin demora sostuvo un tenedor y comenzó a comer su porción de pastel. Bowser se sintió muy contento al escucharla decir lo más fuerte que pudo que este era el mejor pastel de melocotón que haya probado jamás. Solo lo mejor para mi princesa favorita. Señaló él a la vez que igualmente empezó a comer su respectivo trozo. Peach se sonrojó pero luego lo miró con seriedad.
¿Por qué estabas espiando de todos modos? ¡Quiero saberlo ahora mismo! El rey Koopa no sabía que responder en ese momento, pero luego de pensarlo le dijo que no espiaba, solo observaba y que después de todo ella era alguien interesante. Ella no articuló palabra durante unos segundos, miró sus manos y su cara se pus extremadamente roja. Y debo aclarar que jamás he mentido cuando te he dicho que eres hermosa. La princesa observó hacia otro lado, agradeciéndole aquel cumplido, para acabar diciendo que ella no era tan atractiva. El gran Rey soltó una leve risa por la modestia de su preciosa princesa, y la cubrió con más halagos. ¡Solo mírate! ¡Eres una belleza natural! Y eso es decir mucho viniendo de mí. Por lo general cuando observo algo muy bello lo aplasto o algo peor. Pero en serio, yo esperaría que alguien como tú estuviera acostumbrada a todo tipo de alabanzas.
En realidad... no. La única persona que me decía esa clase de cosas era Mario. Pero por lo general, nadie más se fijaba en mí.
Oh, ya veo.
¿Qué cosa? Ella se volvió hacia él y notó que la contemplaba con una mirada traviesa y desconcertante en su rostro. Bowser, ¿qué estás...? Ella gritó frenéticamente cuando el koopa la atacó con un abrazo. No podía evitar patalear completamente exaltada. ¡Bowser! ¡Déjame ir!
¿Que sucede, querida? Se burló sin tener intenciones de soltarla. ¿No es suficiente atención la que te estoy dando?
N-no, yo... Su voz se desvaneció cuando sintió que él recorría su espalda delicadamente con su garra. ¡¡¡N-Noooooooooo!!! ¡Deja... de hacer... eso! ¡Ajajajaja! ¡¡¡Me haces cosquillas!!! ¡Ajajajajaja!
¿De verdad? ¿Entonces qué sucedería si hago esto? Se apartó de la joven y para su sorpresa comenzó a hacerle cosquillas en su vientre. Ella no pudo evitar reír mucho más fuerte que antes. ¡Bowser, por favor! ¡¡¡Ajajajajajajaja!!! ¡¡¡Basta!!!
¿Estás segura? Porque tal parece que lo estas disfrutando, jeje. Esta era la primera oportunidad que él tenía de escuchar aquella hermosa risa tan de cerca y fue cautivante.
¡¡¡Jajaja!!! ¡Por favor! ¡Tengo que...Jajaja terminar mi pastel! El Koopa al no poder negarse a su petición se detuvo en seco, dándole un tiempo para que recuperara el aliento y la soltó para que pudiera acabarse su pastel. Para sorpresa del Koopa, Peach se abalanzó sobre él. Espera, ¿que estás...? ¡¡¡AJAJAJAJAJAJAJA!!!
Peach estaba usando sus delgados y suaves dedos para hacerle cosquillas en venganza por lo anterior. No obstante, ella no tenía la ventaja de tamaño. El enorme reptil la sujetó suavemente en sus brazos antes de que ella lo torturara aún más. ¡Buen intento, pequeña cosita retorcida! Exclamó riéndose de una forma divertida. Que esto te sirva de advertencia. Aquí yo soy el único torturador de cosquillas, ¿Entendido?
La joven soltó una pequeña risita ante la expresión del rey de los Koopas, nunca lo había visto de esa manera. Era completamente diferente a la visión del "Monstruo" que ella conocía. Comprendo.
Inmediatamente la bajó con suavidad. ¿Sabes? Deberías reír mas a menudo. La risa te hace bien. La pricnesa Toadstool al escuchar aquel comentario proveniente del rey Bowser, se sonrojó con más intensidad que en las anteriores ocasiones y pronto se dio cuenta que era la primera vez que reía desde que vivía en el Reino de las Sombras.
Habiendo terminado de comer, Peach se sentía cansada. Ella no había podido dormir por todo lo que había sucedido, por lo que se despidió de Bowser, quien la verdad también se sentía cansado. El rey de los Koopas le deseó dulces sueños a la princesa y ambos se marcharon a sus respectivos castillos. Cuando Peach entró a su habitación se miró unos instantes en el espejo que había allí. Tal como había dicho antes, nadie más que Mario la había llamado hermosa antes y por alguna razón se sentía bien de que alguien más pensara eso de ella, aún siendo la criatura que la ha raptado y querido conquistar su reino todos estos años. Habiendo acabado de mirarse, se puso su pijama y se tendió en su cama, acurrucándose en las sábanas. Pero inmediatamente se dio cuenta que a Bowser se le había olvidado hacer su pregunta aquella noche. De todos modos no le había dado mucha importancia, esté había sido uno de los mejores días de su vida.
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